El día que las formas geométricas hablaron
Era un día normal y corriente, Irune nos había avisado en la clase anterior que el próximo día íbamos a hacer un dictado, al principio no me llamó la atención pero me dí cuenta que hacía varios años que no hacía ningún dictado.
Ahora me pregunto: ¿qué es la comunicación? ¿Qué es el lenguaje? ¿Qué pasaría si no existiese el lenguaje?.
Podemos definir que la comunicación consiste en el intercambio de mensajes. Puede realizarse mediante un sistema complejo, como el que se produce entre personas que utilizan el código lingüístico, pero también existe otro tipo de comunicación, como rudimentaria, entre animales.
Sin duda el lenguaje es algo esencial para los seres humanos, gracias a él podemos relacionarnos y comunicarnos con el resto de seres humanos, ya sea en nuestra lengua materna, mediante una lengua extranjera, mediante signos, señas…
Gracias al lenguaje podemos comprender lo que nos dicen, podemos comunicarnos con ellos y así poder mantener relaciones sociales.
En un principio pensé que el dictado no sería muy difícil, ya que solo teníamos que escribir lo que nos dictaran pero estaba muy confundida.
Realicé el ejercicio de dos formas, en la primera fui receptora y en la segunda emisora:
El ejercicio como receptora se dividió en dos días o en dos sesiones. Irune cogió a una voluntaria, la sentó en su mesa y le enseño el folio que debía “leer”. Nuestra compañera estaba algo nerviosa, pero comenzó a dictar, poco a poco nos fuimos dando cuenta que nuestra compañera estaba haciendo un gran esfuerzo ya que no estaba leyendo sino nos estaba describiendo una composición de figuras geométricas.
Las dudas y los nervios eran obvios, poco a poco comencé a sentirme insegura, borraba y borraba mi dibujo, miraba al de mis compañeros/as, estaba muy insegura y nerviosa, al final de la clase comprobé mi dibujo con el original y para ser la primera vez que hacía este ejercicio no estaba mal.
Mas tarde en mi casa recordé que cuando era pequeña, en clase de plástica hacía algo parecido, se llamaba algo así como dibujo espacial. El ejercicio consistía en crear dibujos con los cuadrados de una hoja cuadriculada. La profesora nos decía: “colocaros en el tercer cuadrado de la última fila, subir dos a la derecha, tres a la izquierda…”. Me gustó recordarlo…
En la segunda sesión del ejercicio hubo varios emisores. Yo estaba más tranquila y al principio parecía que resultaba fácil ya que podíamos hacerles preguntas, pero al cabo de unos minutos me dí cuenta que me estaba costando mucho más. En clase se formó un gran bullicio y era difícil seguir las instrucciones que nos daban nuestros compañeros. Los emisores al ver que no entendíamos lo que decían se pusieron algo nerviosos aunque actuaron lo mejor que pudieron. Creo que más de uno llegamos a sentir algo de impotencia. Mi dibujo no fue correcto del todo pero era bastante aproximado, aunque creo que si hubiésemos utilizado una regla todo habría sido más fácil.
Creo que mi comprensión sobre la dificultad del ejercicio llegó cuando fui yo la que tuve que actuar como emisora. En ese momento comprendí el problema del lenguaje, yo pensaba que me estaba expresando con toda la claridad del mundo pero mis receptores no opinaban lo mismo aunque al final lograron hacer el dibujo bastante similar.
Como conclusión, el lenguaje es de suma importancia para relacionarnos con los demás, de ahí que una buena utilización de él nos ayudará a entendernos lo mejor posible. A veces no es tan fácil dicha comunicación pues decimos las cosas de un modo y el resto entiende algo distinto.
A la mañana siguiente el ruido de una ambulancia me despertó temprano, me asome por la ventana y vi como en una camilla se llevaban un cadáver. Esa misma noche nos enteramos que era el hijo de los vecinos del tercero el que había fallecido. Nunca se justificó la causa de la muerte y lo único extraño que encontraron fue la marca de un calavera de color rojo alrededor de su muñeca y no había ni rastro de la pulsera. 
